La investigación histórica, con todas las disciplinas que la complementan es una herramienta imprescindible para conocer a fondo los valores a preservar, rescatar o recuperar; lo mismo que los relevamientos, los inventarios, las fichas de catalogación, etc; recurrimos a todo tipo de fuentes, desde periódicos de la época, hasta pinturas, fotos, planos, relatos orales, textos de viajeros, cartas, etc.; cuanto más completa sea la información sobre el bien, más auténtica y genuina será la intervención que podremos proponer.
También recurrimos a la investigación, para llamar la atención sobre un bien en riesgo, o para documentar y registrar algo que está por desaparecer, cualquiera sea el motivo.
Los museos de sitio son otro recurso que se aplica para dejar registrados los procesos de cualquier intervención.